Fernando de la Hoz Elices: Cascos retira el árbol
http://www.lne.es/opinion/2012/02/15/cascos-retira-arbol/1199188.html
miércoles, 15 de febrero de 2012
Cascos retira el árbol
http://www.lne.es/opinion/2012/02/15/cascos-retira-arbol/1199188.html
FERNANDO DE LA HOZ ELICES Un vídeo de origen hindú presenta la reacción de quienes son afectados por un obstáculo que encuentran en la carretera: se trata de un árbol atravesado que corta el paso a los vehículos que circulan por ella. Unos se limitan a esperar a que eliminen el obstáculo, otros discuten sobre las razones de la caída del árbol, hay quienes buscan culpables y otros analizan las consecuencias de los daños ocasionados. De un autobús con niños que van a la escuela y que se ve afectado en el atasco, se baja un niño y empuja con todas sus fuerzas para separar el árbol, sin percatarse de sus limitadas fuerzas, ni dejarse afectar por la lluvia que en ese momento caía. Con esta actitud, el niño consiguió que todos los observadores y afectados en el atasco se apresuraran a ayudarlo y consiguieran mover el árbol y desalojar la carretera.
Este niño no hizo más que creer en sí mismo y asumió el liderazgo, porque tenía clara la meta a alcanzar: tenía que llegar al colegio, es decir, se hizo más grande que el problema y lo resolvió.
El señor Cascos, como presidente del Gobierno asturiano, ha visto un obstáculo en el camino de sus proyectos para Asturias. No le ha dado más tiempo que a darse cuenta de que era un árbol, y no ha dudado en bajarse de su autobús de presidente y moverlo. Ni siquiera ha medido sus repercusiones y fuerza. Tampoco ha pensado en la posible lesión que le puede producir en su columna vertebral al empujar y mojarse con la lluvia. Pero ha conseguido dejar el camino libre para que Asturias consiga caminar en la senda de la prosperidad y del buen hacer, eliminando todos los obstáculos que le impiden conseguirlo.
Ha podido nuestro presidente -y no lo ha hecho-, mantenerse en el poder toda la legislatura, malgastando su tiempo y recursos en situaciones de poco calado y en conflictos poco irrelevantes. Pero el señor Cascos es de mente grande y, por lo tanto, no se ha permitido malgastar energías y perder el sentido de las prioridades. Ha demostrado su madurez política dejando de lado situaciones que podía haberlas confrontado. En definitiva, ha creído más en sus posibilidades que en los nuevos desafíos a los que se enfrenta con las elecciones convocadas.
Le supongo conocedor al señor Cascos del libro de Sun Tzu «El arte de la guerra», al que deberían recurrir los políticos para uso de sus propias estrategias y saber que en la guerra como en política, no existen reglas fijas; éstas se establecen de acuerdo con las circunstancias.
A los asturianos les ha dejado el camino sin obstáculos para que puedan ir hacia el progreso y bienestar que deseen; pero, eso sí, les ha dejado puestas las señales de peligro en las curvas. Son ahora los ciudadanos quienes tienen que valorar lo que ha hecho, y además entenderlo; pero, eso sí, para ello tiene que contarlo mejor, para que se conozca que ha sido más grande que el obstáculo que le han puesto en el camino.
Publicado en La Nueva España dia 15-2-2012- Opinión
Cascos retira el árbol
Los asturianos tienen ocasión de valorar en las urna,s el 25 de marzo, la labor del actual Gobierno regional
Este niño no hizo más que creer en sí mismo y asumió el liderazgo, porque tenía clara la meta a alcanzar: tenía que llegar al colegio, es decir, se hizo más grande que el problema y lo resolvió.
El señor Cascos, como presidente del Gobierno asturiano, ha visto un obstáculo en el camino de sus proyectos para Asturias. No le ha dado más tiempo que a darse cuenta de que era un árbol, y no ha dudado en bajarse de su autobús de presidente y moverlo. Ni siquiera ha medido sus repercusiones y fuerza. Tampoco ha pensado en la posible lesión que le puede producir en su columna vertebral al empujar y mojarse con la lluvia. Pero ha conseguido dejar el camino libre para que Asturias consiga caminar en la senda de la prosperidad y del buen hacer, eliminando todos los obstáculos que le impiden conseguirlo.
Ha podido nuestro presidente -y no lo ha hecho-, mantenerse en el poder toda la legislatura, malgastando su tiempo y recursos en situaciones de poco calado y en conflictos poco irrelevantes. Pero el señor Cascos es de mente grande y, por lo tanto, no se ha permitido malgastar energías y perder el sentido de las prioridades. Ha demostrado su madurez política dejando de lado situaciones que podía haberlas confrontado. En definitiva, ha creído más en sus posibilidades que en los nuevos desafíos a los que se enfrenta con las elecciones convocadas.
Le supongo conocedor al señor Cascos del libro de Sun Tzu «El arte de la guerra», al que deberían recurrir los políticos para uso de sus propias estrategias y saber que en la guerra como en política, no existen reglas fijas; éstas se establecen de acuerdo con las circunstancias.
A los asturianos les ha dejado el camino sin obstáculos para que puedan ir hacia el progreso y bienestar que deseen; pero, eso sí, les ha dejado puestas las señales de peligro en las curvas. Son ahora los ciudadanos quienes tienen que valorar lo que ha hecho, y además entenderlo; pero, eso sí, para ello tiene que contarlo mejor, para que se conozca que ha sido más grande que el obstáculo que le han puesto en el camino.
viernes, 3 de febrero de 2012
NUEVO EXODO
http://www.lne.es/gijon/2012/02/03/nuevo-exodo/1193574.html
FERNANDO DE LA HOZ ELICES Gozaban entonces los jóvenes de una libertad extraordinaria, unos recursos y apoyos sin límites para aprender. Alcanzaban a través de sus viajes un mundo sin fronteras conquistado con sus esfuerzos e intercambios culturales, con lo que hacían realidad sus sueños. Les esperaba en el mundo que se les abría un abanico de esperanzas labrado con el deseo de saber más y aprender. Podían elegir entre quedarse en su cielo alcanzado o volver a su país, dependiendo de donde establecieran sus objetivos, tras realizar el Erasmus, un máster, o cualquier otro soporte de aprendizaje. El mundo entero les sonreía y se les abría para ellos. Eran nuestros jóvenes, que buscaban capacitarse con intercambios culturales y adaptarse a unas exigencias del saber global. Se desplazaban ilusionados porque su ambición cultural se alienaba y su esperanza de mejor vida estaba asegurada, fuera cual fuera el destino inmediato, regresaran o no a su país de origen.
Toda su carga para el viaje era una enorme mochila sin huecos libres en el interior y a lo sumo complementada con un portátil colgado al hombro y colgada también, a estilo de medalla con cadena, una pequeña bolsa con unos billetes de la divisa del país receptor y una tarjeta de crédito con límite de cargo previamente establecido. Si les iba bien, podían quedarse, pero no era su fin. Pronto regresarían a su país donde se les abrirían todas las puertas para introducir a través de ellas sus experiencias y conocimientos adquiridos en su país adoptivo.
Pero algo ha cambiado en muy poco tiempo. Nuestros jóvenes ya no se marchan en grupo, sino uno a uno. Una cadena de acontecimientos en nuestra sociedad les ha dejado sin la posibilidad de encontrar trabajo en su patria. Estuvieron allí, en aquel país del recuerdo hace unos años, y quizá dejaron algún vínculo que les informa de que pueden encontrar algún trabajo con el que abrirse paso en su nueva etapa. No ganarán mucho, eso es seguro, pero podrán supervivir con cierta facilidad. Al fin y al cabo, aquí en su país no hay trabajo.
Buscan vuelos baratos y se van sin celebración alguna. Es como un manantial constante de savia que se desperdicia del acuífero de nuestro país y corre por un cauce que la lleva a países donde será mejor aprovechada. Nadie no afectado directamente por esta evacuación lenta aprecia esta emigración, ni siquiera los gobernantes que incluso hablan de leyendas urbanas tratando de minorar el efecto devastador de la huida del talento joven.
Con ellos también se van otras esperanzas, las de sus padres y la de toda una sociedad que ve cómo sus jóvenes han perdido lo mejor de su vida aprendiendo ¿y para qué?
Dejan atrás una sociedad gobernada sin principios, sin ética ni moral, preocupada y ocupada exclusivamente de su beneficio partidista, individual y de sus allegados, habiendo sido capaces de anteponer sus intereses a los de sus compatriotas y Patria, permitiendo ahora, incluso obligando con su desacertado obrar, a que se consolide la evacuación del mejor patrimonio que tiene un país que es el talento de sus mejores y más preparados jóvenes. A esta sociedad siempre la quedará la carga de no haber puesto a tiempo remedio a esta sangría intelectual.
Y mientras tanto, quienes trabajan, continúan exigiendo mejoras para sus grupos privilegiados que conservan una ocupación, sin querer renunciar a un bienestar social injusto, dado que el reparto del trabajo no es equitativo.
Una sociedad que permite el éxodo de su mejor activo sin poner remedio ante la pasividad de quienes están obligados a corregir y generar ilusión a estos jóvenes, me da la impresión que pronto tendrá que arrepentirse de esta inanición. No es aún excesivamente tarde para que la sociedad civil reaccione y exija acuerdos de gobierno para que todos juntos busquen la solución a este desvanecimiento de la inteligencia. Islandia lo ha conseguido.
Nuevo éxodo
Evocación de la época en que era un privilegio para los jóvenes salir al extranjero
Toda su carga para el viaje era una enorme mochila sin huecos libres en el interior y a lo sumo complementada con un portátil colgado al hombro y colgada también, a estilo de medalla con cadena, una pequeña bolsa con unos billetes de la divisa del país receptor y una tarjeta de crédito con límite de cargo previamente establecido. Si les iba bien, podían quedarse, pero no era su fin. Pronto regresarían a su país donde se les abrirían todas las puertas para introducir a través de ellas sus experiencias y conocimientos adquiridos en su país adoptivo.
Pero algo ha cambiado en muy poco tiempo. Nuestros jóvenes ya no se marchan en grupo, sino uno a uno. Una cadena de acontecimientos en nuestra sociedad les ha dejado sin la posibilidad de encontrar trabajo en su patria. Estuvieron allí, en aquel país del recuerdo hace unos años, y quizá dejaron algún vínculo que les informa de que pueden encontrar algún trabajo con el que abrirse paso en su nueva etapa. No ganarán mucho, eso es seguro, pero podrán supervivir con cierta facilidad. Al fin y al cabo, aquí en su país no hay trabajo.
Buscan vuelos baratos y se van sin celebración alguna. Es como un manantial constante de savia que se desperdicia del acuífero de nuestro país y corre por un cauce que la lleva a países donde será mejor aprovechada. Nadie no afectado directamente por esta evacuación lenta aprecia esta emigración, ni siquiera los gobernantes que incluso hablan de leyendas urbanas tratando de minorar el efecto devastador de la huida del talento joven.
Con ellos también se van otras esperanzas, las de sus padres y la de toda una sociedad que ve cómo sus jóvenes han perdido lo mejor de su vida aprendiendo ¿y para qué?
Dejan atrás una sociedad gobernada sin principios, sin ética ni moral, preocupada y ocupada exclusivamente de su beneficio partidista, individual y de sus allegados, habiendo sido capaces de anteponer sus intereses a los de sus compatriotas y Patria, permitiendo ahora, incluso obligando con su desacertado obrar, a que se consolide la evacuación del mejor patrimonio que tiene un país que es el talento de sus mejores y más preparados jóvenes. A esta sociedad siempre la quedará la carga de no haber puesto a tiempo remedio a esta sangría intelectual.
Y mientras tanto, quienes trabajan, continúan exigiendo mejoras para sus grupos privilegiados que conservan una ocupación, sin querer renunciar a un bienestar social injusto, dado que el reparto del trabajo no es equitativo.
Una sociedad que permite el éxodo de su mejor activo sin poner remedio ante la pasividad de quienes están obligados a corregir y generar ilusión a estos jóvenes, me da la impresión que pronto tendrá que arrepentirse de esta inanición. No es aún excesivamente tarde para que la sociedad civil reaccione y exija acuerdos de gobierno para que todos juntos busquen la solución a este desvanecimiento de la inteligencia. Islandia lo ha conseguido.
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