Lo público y lo publicado
La necesidad de una comunicación fluida y efectiva entre los poderes públicos y los ciudadanos
No siempre es nuestra la culpa de cuanto se publica de nosotros. Sin embargo, somos responsables del estado en que nos encontramos en la mayoría de las ocasiones cuando comunicamos algo.
Somos responsables de lo que manifestamos y de cómo lo manifestamos. Pero no somos responsables de cómo les llega o cómo lo toman los demás.
Tampoco somos responsables de lo que manifiestan de nosotros y cómo lo manifiestan. Sin embargo, sí somos responsables de cómo lo tomamos, de lo que hacemos con ello y, sobre todo, de cómo respondemos a ello.
Decía Siegmund Warburg (el banquero que inventó las principales técnicas de las finanzas actuales) que una organización dedicada a servir al público tenía que saberlo todo y comunicar bien lo que hace. Ésta es la razón por la que transformó su despacho en una jaula de cristal para él, pero de hierro para los demás. Desde su despacho veía todo, oía todo, observaba todo, controlaba todo. A su vez fue capaz de transmitir a sus colaboradores que lo más importante de su trabajo era informar de lo que se hacía allí, sabiendo distinguir lo que se puede y no se puede publicar por razón de confidencialidad y siempre con un sentido de coordinación tan exquisito como para crear estilo propio.
Consiguió con ello que el público no tuviera necesidad de inventar ni imaginarse acontecimientos de la organización, pues conocía la seriedad con que la misma trataba este aspecto informativo, así como de la puntual comunicación de cuanto acontecía dentro de la misma y de sus planes de gestión. Diariamente remitía al menos un resumen a los medios de comunicación cuidadosamente redactado y supervisado por un responsable. Cuando surgía un asunto excepcional, era tratado en ruedas de prensa, mimando cuidadosamente cuanto en las mismas se destacaba, con la mayor transparencia, cortesía y elegancia informativa. De igual forma, estableció un sistema de información interna de la marcha de sus departamentos y cuanto acontecía en los mismos que les fuera de interés, y que hacía circular para conocimiento de todos sus colaboradores diariamente a través de los más modernos métodos existentes para optimizar los tiempos empleados en ello. Implantó con especial esmero un órgano coordinador entre áreas al objeto de que ninguna idea de negocio se pudiera perder o demorar por razones propias de competencia o visión parcial de algún departamento.
Al igual que en economía existen dos principios elementales: el de la escasez y el de la abundancia, debemos extrapolarlos a cuanto acontece en lo público referente a la información. La escasez en la comunicación puede llegar a mostrar un estado depresivo, mientras que la buena y abundante comunicación será sin duda un manantial inagotable de esperanza y buenos augurios.
Son necesarios signos de reconocimiento y de buena comunicación por parte de los que rigen nuestros destinos políticos y económicos, capaces de transmitir confianza para que los ciudadanos podamos afrontar con esperanza e ilusión la situación actual y la que se avecina. Con ello, estoy seguro de que los ciudadanos sabremos valorar la gestión pública, y diferenciar a quienes hacen las cosas de quienes se aplican los méritos
.http://www.lne.es/opinion/2011/10/20/publico-publicado/1145087.html