Redes sociales que nos convierten en insociables
Los riesgos del abuso de las nuevas tecnologías, que conducen a la incomunicación
A mí me ha tocado este año comprometerme con la tecnología, pues aunque es cierto que para mi edad no estoy del todo dejado en estas lides, mis hijos me han convencido de que no debo quedarme sólo con el twitter, facebook, blog, linkedin y Whatsapp, pues si me conformo, puedo llegar a ser un analfabeto tecnológico al finalizar el presente año 2012.
Así, con la buena intención del nuevo año, me pongo manos a la obra y trato de informarme por dónde debo continuar para que no me pase lo que mis hijos auguran si me abandono en los medios tecnológicos.
Cae en mis manos un artículo reciente del «Diario Negocio», que establezco como base de la actualización en mi aprendizaje. El artículo establece el top 10 para las empresas, imprescindible para estar al día al nivel ejecutivo que considero que debo estar.
Me pongo manos a la obra y a actualizarme. Inicio con el «I nigma» que me introduce en los códigos QR. Descargo en mi HTC Sensation el programa Viver que me permite hablar por el 3G o el Wifi. El Dropbox me transforma a las nubes las bases de datos del escritorio. El Evernote me permite sincronizar todos los documentos, fotos, archivos, etcétera. Pongo gran interés en el programa Scan2pdf que deja el escáner a la altura del fax, es decir, obsoleto. El Vlingo va a permitir que los smartphones asociados en la empresa despeguen. No puedo dejar de incorporar el Thisngs, que será una de las mejores soluciones a la gestión de las tareas. Para la gestión de clientes y cuentas, incorporo el Salesforce Crm mobile. Con el Angry Birds me relajaré para incrementar la productividad, y finalmente descargo el programa Hoot Suite, que me va a permitir interactuar con los programas llamados sociales.
Actualizo también programas de uso de GPS, Viajes, Banca, Geolocalización, Facturas y tareas y los llamados Social Media Marketing.
Ayer, primer día de mi innovado progreso tecnológico, me di un paseo por el muro orgulloso de mis avances informáticos y observo que la mayoría de las personas con las que me cruzo van todas con el móvil encendido tecleando en su escritorio o hablando por teléfono, absortos a la belleza de las olas y al relajante ruido del mar.
Me paro con un amigo a quien hacía mucho tiempo que no veía. Nos intercambiamos los saludos y comentarios de cortesía y rigor y me contó cómo había establecido un gran círculo de amigos a través de las redes sociales. Estaba muy contento con ello, pues había abierto su abanico social en todo el mundo con desconocidos y se relacionaba con ellos sólo a través de internet.
Cuando le pregunté por su mujer, hijos y demás familia me contestó que no tenía apenas relación con ellos. Se había quedado sin tiempo para atenderlos con tantas nuevas amistades lejanas, pues le exigían presencia física, cariño cercano y hasta comunicación verbal directa, lo cual no estaba dispuesto a conceder desde que existen redes sociales que no exigen este tipo de esclavitudes tradicionales...
Apagué mi teléfono, me fui a casa y establecí nueva intención para el año 2012. Innovación sí, pero para uso del progreso, no del regreso al aislamiento en la caverna.