jueves, 23 de mayo de 2013

LAS ESCALERAS SE INVENTARON SOLO PARA SUBIR

http://www.lne.es/opinion/2013/05/23/escaleras-inventaron-subir/1416419.html

Las escaleras se inventaron sólo para subir

Cuando los ascensos en la escala profesional afectan a personas incompetentes

23.05.2013 | 02:29
Las escaleras se inventaron sólo para subir
Las escaleras se inventaron sólo para subir
Asistí hace unos días en Madrid a una reunión por motivos que no vienen ahora al caso.

El lugar de reunión ya lo conocía de otra etapa anterior: un gran hall de entrada por el que desfilaba un ejército de secretarias y empleados para hacerte agradable la espera y anunciarte que la reunión se retrasaba un poco debido a la gran actividad existente.

Pero algo había cambiado. Una única secretaria en recepción me anunció que la reunión se iniciaba de inmediato. Pasé a la sala de juntas. Los mismos cuadros de firma muy importantes que ya conocía, incluso me habías deleitado en tiempo de espera, pero ¡qué horror!, los muebles de la sala eran convencionales, posiblemente adquiridos en una gran superficie noruega. ¿Qué había sido de los antiguos? Me informaron de que el nuevo director, para demostrar su espíritu de austeridad, los había cedido a Reto.

Intercambiamos saludos los asistentes y se inició la reunión, que duró escasos cinco minutos, debido a que el responsable tenía otra reunión prevista de inmediato, según nos anunció él mismo.

Nada de cuanto íbamos a tratar y reflejado en el orden del día se trató. Quienes nos habíamos trasladados desde distintos puntos del territorio europeo nos despedimos y salimos sorprendidos. La reunión había terminado sin ni siquiera haber empezado. Nada de cuanto íbamos a tratar se planteó en la misma. Ni siquiera un café de bienvenida para quienes habíamos hecho un viaje largo.

En el ascensor, un mensaje a través de whatsapp daba instrucciones sobre pormenores de la casi inexistente reunión emitido por el convocante y responsable, citándonos a una próxima reunión en fechas inmediatas.

Uno de mis acompañantes, al despedirse, me informó de que el nuevo fichaje era una persona que había ascendido en la empresa como un meteorito, pero que desde que tenía el nuevo cargo, había entrado en un estado de ansiedad terrible y su única obsesión era mantener la agenda muy ocupada, pues su aspiración era, de inmediato, subir otro peldaño en la escalera de ascenso.

Se corroboraba en este dirigente, con su actitud y aptitud, el principio de Peter, también conocido como el principio de la incompetencia, cuyo autor, Laurence J. Peter, afirmó que las personas que realizan bien su trabajo son promocionadas a puestos de mayor responsabilidad hasta que alcanzan su más alto nivel de incompetencia.

El dirigente en cuestión, pasados escasos días, se quedó en el paro, pues el cordón umbilical que lo unía a la misma, se jubiló a los tres días de mi estancia en Madrid. Desde lo alto de la escalera, resbaló y ? entonces fue cuando el susodicho maldijo al inventor de las escaleras, por haberlas ideado tan sólo para subir.