Publicado en La Nueva España de Gijón, 04-05-2012
RENTABILIDAD MEDIOAMBIENTAL EN
EPOCA DE CRISIS
¿Por qué he de preocuparme por la
posteridad?¿Qué ha hecho la posteridad por mí? (Groucho Marx)
La posteridad no vota, sin
embargo la preocupación por el medio ambiente se centra en modificar los
hábitos de los habitantes de hoy en
beneficio de futuras generaciones.
Lo que en épocas de prosperidad,
puede ser y de hecho ha sido un inconveniente para que los gobernantes tomen
medidas drásticas en beneficio del medio ambiente, en épocas de crisis puede
ser una oportunidad y tratar de reconciliar lo ecológico con el aprovechamiento
y crecimiento económico.
Sin lugar a dudas, toda política
medioambiental es necesariamente intervencionista. Sin la intervención de los
gobernantes, no podrá protegerse el entorno. Yohn Stuart Mill lo anticipó hace
dos siglos. ¿Acaso no existe la propia tierra, sus bosques, sus aguas por
encima y por debajo de la superficie?
Ante esta herencia que ha recibido la raza humana, no debe ser el azar
el que decida sobre qué derechos y en qué condiciones pueden ejercer los
ciudadanos sobre cualquier parte de esta tenencia común. Ninguna función
gubernamental debe ser más importante que la regulación de estas cuestiones, ni
más relevante para la idea de una sociedad civilizada.
Uno de los políticos liberales
británicos más radicales, Nicholas Ridley, justificó la intervención estatal en
la política medioambiental con una metáfora contundente.” La contaminación,
como el fraude , es algo que impones a otros contra su voluntad en busca de un
posible beneficio económico”. Como la prevención de la violencia y el fraude,
el control de la contaminación es en esencia una actividad que el Gobierno, en
cuanto protector del interés público frente a todo interés particular, ha de
dirigir y regular.
Algunos opinan que no vale preocuparse por la contaminación por el hecho
de que es una consecuencia del mundo económico y su hábitat. También Dios creó la mosca con su sabiduría y
olvidó decirnos para qué. ¿Eso significa que debemos dejar que nos molesten? La
contaminación, debe ser tratada como un mal de futuro. Nuestra responsabilidad
es tratar de minorar sus efectos.
¡Qué oportunidad tienen ahora los
gobernantes municipales ante esta
crisis!, que ha subido a las nubes los precios energéticos, para conciliar la contaminación
de sus ciudades con el aprovechamiento económico de sus medios. Sus resultados
pueden ser más eficaces en cuanto ahorro
energético, y por tanto en abaratamiento de costes, en transporte para los
ciudadanos, más que cualquier otra medida reductora de las que se están tomando para
equilibrar el déficit, tales como elevación de impuestos, bajada de salarios,
etc. Hasta ahora, la mano invisible del mercado, no ha sido capaz de
armonizar los intereses del individuo o
de la empresa con los de la sociedad en su conjunto.
La mayoría de los ciudadanos
utilizamos el coche individualmente para ir al trabajo, en lugar de hacerlo en
autobús. Los costes en este caso, para la sociedad en su conjunto, tanto por la
contaminación que causa el tráfico, y por el deterioro en consecuencia de la
capa de ozono, exceden a cualquier coste
privado imputable a un individuo o empresa. Este es abrumadoramente ineficiente
socialmente. Quienes tienen el poder de decisión en las ciudades han de
intervenir para ajustar los costes privados a los causados a la sociedad en
sentido amplio.
Si el que contamina paga, los usuarios contaminantes, debemos
satisfacer las costes de las acciones que recaen sobre la sociedad en general
¿No paga una empresa por contaminar? ¿No tiene una empresa que invertir para
evitar la contaminación? ¿Por qué los individuos no tomamos conciencia de ello
y ayudamos a la mejora ambiental , a la vez que reducimos gastos en energía escasa y por lo tanto cara?
Invito a los gobernantes locales
a que aprovechen la oportunidad que
tienen ahora de intervenir en la política medioambiental, y hagan uso del
sentido común para modificar los hábitos de sus ciudadanos. En esta ciudad existe un empresa
Municipal de transportes (Emtusa) muy
propicia a ser optimizada en recorridos que eviten en lo posible el uso de los
transportes privados dentro de la
ciudad, a la vez que establezca enlaces con los polígonos industriales y otras
zonas del entorno para minorar los usos de vehículos privados. Con un
incremento del uso, es obvio que los ingresos
de esta Empresa compensarán en parte el
déficit tarifario existente en la actualidad, al que el Municipio tiene que
hacer frente para conseguir el equilibrio presupuestario de ingresos y gastos.
Es obvio que todo ello debe ser
motivo de un estudio en condiciones de la movilidad de vehículos en la ciudad,
pero sus consecuencias pueden ser muy eficaces para los bolsillos de los ciudadanos,
para el saneamiento de las arcas municipales, para la reducción de los efectos
contaminantes y por lo tanto el efecto del daño medioambiental, y fundamentalmente, como dijo Margaret
Thatcher en su discurso del partido conservador británico en Octubre de 1988
que marcó su paso de Dama de Hierro a Diosa Verde: “La tierra no puede ser el
feudo de ninguna generación”. “El uso de la tierra es un arrendamiento de por
vida con la obligación de mantenerla en perfecto estado”
No hay crisis sin
oportunidad. Saber aprovecharla será la
fuerza de un gobierno municipal, para salvar las debilidades y amenazas de esta
situación crítica en el aspecto económico y medioambiental.