martes, 11 de diciembre de 2012

Homenaje a Carlos González Aguilar

http://www.lne.es/gijon/2012/12/11/homenaje-carlos-gonzalez-aguilar/1339300.html

Homenaje a Carlos González Aguilar

Misionero claretiano hermano, durante 40 años ofreció su colaboración en las casas del Codema 

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Homenaje a Carlos González Aguilar
Homenaje a Carlos González Aguilar  
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FERNANDO DE LA HOZ ELICES Hay realidades que es difícil explicar pero que se entienden perfectamente con un ejemplo. Algo de eso pasa con la figura de los Misioneros Claretianos Hermanos. Muchas personas ignoran que esta congregación no incluye sólo sacerdotes y que a ella pertenecen, con el mismo derecho y fundamento vocacional, un buen grupo de misioneros hermanos.

En el campo de las definiciones en la congregación claretiana se recurre a menudo al «no» para explicar esta vocación: el hermano no está ordenado, no administra la mayor parte de los sacramentos, no preside la eucaristía, no confiesa... Pero la vocación del misionero claretiano hermano no se describe por el «no», sino por el «sí»: el hermano es un bautizado que siente con intensidad la llamada de Dios Padre a anunciar su Reino, a vivir intensamente la fe, a consagrar su vida a la Palabra de Dios y a los hermanos, a servir a la Iglesia, a cooperar en el oficio maternal de María en la misión apostólica con el espíritu de Antonio María Claret.

A quienes hemos conocido de cerca del hermano Carlos González Aguilar no hacía falta explicarnos estas cosas. La vida ha querido, además, que hiciera algo no muy habitual entre los Misioneros Claretianos: servir al Evangelio durante más de cuarenta años en la misma comunidad. Muchas gentes de Gijón y Contrueces hemos conocido a un hombre de gran sencillez y mayor corazón que vivía con una enorme alegría su vocación y al que le preocupaba, siempre con cordialidad y ternura, la distancia de las nuevas generaciones respecto del Evangelio. Carlos no tenía estudios universitarios, pero ejerció durante décadas la cátedra del servicio y no temía dar testimonio con sus palabras -sin circunloquios ni oropeles- de la fe: los sencillos le entendían perfectamente. Su muerte ha supuesto un mazazo para muchos hombres y mujeres de bien.

La provincia claretiana ha acogido en los últimos años a muchos jóvenes misioneros claretianos venidos de otras partes del mundo. Es especialmente llamativo ver cómo Carlos les impactó y cautivó con su manera de tratarlos y de hablar de la vocación y «las cosas de Dios». Hoy, misteriosamente, al Carlos de raíces palentinas, que no salió de Gijón en cuatro décadas, se le llora también en coreano, en indonesio, en ruso y en las lenguas de Nigeria y Guinea Ecuatorial. Porque el Reino no tiene idioma y está claro que también los Misioneros Hermanos lo anuncian; claro y bien claro.

sábado, 8 de diciembre de 2012

A nuevo escenario, nuevo modelo económico

http://www.lne.es/gijon/2012/12/08/nuevo-escenario-nuevo-modelo-economico/1338124.html


A nuevo escenario, nuevo modelo económico

La necesaria implicación de la sociedad civil en el diseño de un futuro mejor

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A nuevo escenario, nuevo modelo económico
A nuevo escenario, nuevo modelo económico  
FERNANDO DE LA HOZ ELICES El 21 de diciembre de 2012 finaliza el calendario maya, lo cual quiere decir que con el fin de una era, se iniciará otra. Coincide también la necesidad obligada de encontrar una nueva teoría económica que equilibre las distancias entre capitalismo y comunismo , o lo que es lo mismo en la práctica, entre el poder absoluto del mercado y la economía planificada, dado que ambos modelos, han quedado obsoletos para hacer frente a lo que tenemos encima.

La actual forma de economía nos ha llevado a un peligroso escenario: burbujas económicas, desempleo, desigualdad, cambios climáticos, dependencias energéticas y crisis de identidad. Todo ello tiene un denominador común que es la ambición por el beneficio y la competencia, que provoca el fracaso de las relaciones humanas, y pone en peligro permanente la paz espiritual, social y ecológica.

Es Felber, en su título «La Economía del bien común», quien presenta un nuevo modelo basado en los valores de las relaciones humanas (la confianza, la estima, la cooperación la solidaridad y la voluntad de compartir). Convierte la avaricia y egoísmo en cooperación y el exclusivo fin del beneficio financiero en contribución al bienestar común. La medida de la evolución de una unidad empresarial, no será exclusivamente la cuenta de pérdidas y ganancias, sino el balance del bien común, donde se valoran intangibles como la dignidad humana, la responsabilidad social, la sostenibilidad ecológica, la participación democrática directa y la solidaridad con todos los grupos involucrados en la actividad empresarial.

La economía del bien común trata de que toda actividad transforme su existencia en más humana y más eficaz para todos. Incentiva los valores del comportamiento que contribuyen al éxito de las relaciones humanas y ecológicas, en contraposición con las actuales actuaciones de competencia y egoísmo.

El capital del futuro será el medio, no el fin para lograr la felicidad de todos, y ahora precisamente en esta situación requiere mayor importancia al comprobar que la desigualdad en nuestro entorno ha alcanzado niveles muy, pero que muy alarmantes.

Es paradógico ver cómo en nuestras relaciones diarias estamos satisfechos cuando ponemos en práctica valores tales como el respeto, escucha a los demás, la cooperación, la sinceridad, el aprecio y la ayuda mutua, y sin embargo el entorno económico en el que desarrollamos nuestra actividad se basa en un sistema con normas que potencian la búsqueda de beneficios y la competencia con carácter exclusivo, incentivando el egoísmo, la avaricia, la envidia y la falta de consideración. La contradicción existente entre ambas formas de obrar, nos divide como individuos y como sociedad.

Entonces, ante esta contradicción, ¿como hemos de obrar? ¿Debemos ser solidarios y cooperativos como conducta de ciudadano o, por el contrario ¿Debemos tener en cuenta nuestro propio beneficio y a los demás, como competidores que son, tenerles apuntalados?

Lo más grave ante esta paradoja es ver como la propia legislación normativa y tratados nacionales e internacionales, prefiere la guía que nos conduce a la infelicidad, incluso la incentiva al mantener vigente que en economía debemos aumentar el beneficio propio y ser competitivos.

Amén de todo ello, añadamos la catastrófica situación de los gobiernos corruptos y envalentonados con hacer desaparecer el estado de bienestar de los ciudadanos, la mayoría de las veces en beneficio propio o de su círculo de amigos y de sus jefes de filas.

La economía del bien común, no es único como modelo imaginable para el futuro, sino que pretende ser combinado con otros modelos y estructuras alternativos enriqueciéndose unos de otros al objeto de construir un sistema económico democrático a través de un proceso de búsqueda participativa.

Es hora de que la sociedad civil tome conciencia e imponga un nuevo modelo de convivencia. Debe sin reparos darse a valer y exigir un cambio de actitud total. Este nuevo modelo, puede servir de base para conseguir con mucho esfuerzo, talento y constancia su implantación, aunque mucho me temo que su consecución no será con la rapidez que se deteriora el sistema social, pero al menos hemos de intentarlo.