viernes, 25 de noviembre de 2011

MENGUANTE, TIEMPO DE PODA

http://www.lne.es/opinion/2011/11/25/menguante-tiempo-poda/1161720.html

Menguante, tiempo de poda

Sugerencias para hacer una buena criba en los frutales y en los partidos políticos

 03:35  
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Menguante, tiempo de poda
Menguante, tiempo de poda  
FERNANDO DE LA HOZ ELICES Mi afición a la jardinería me obliga a preparar los instrumentos para llevar a cabo la poda de los árboles frutales que tengo en la finca.

Reconozco que al ser una tarea extraordinaria, no es de mi agrado y, cada vez que tengo que hacerlo, me produce una sensación de inquietud, pues cada rama que corto lleva consigo un poco de mi afecto al árbol que la sostiene.

En principio, la estación preferible para la realización de la poda es en invierno, no siendo recomendable que esté muy avanzado, pues si la primavera se anticipa puede traer consecuencias no esperadas.

Defienden los agricultores como una característica importante que la poda se realice en menguante, es decir, cuando la Luna (que es mentirosa), presenta una C en su forma. Ello, al parecer, es para que las cicatrices del corte curen con prontitud, ya que si se hace con Luna llena o creciente su sangría puede hacer daño al árbol y, en definitiva, al futuro fruto.

La herramienta debe ser rígida y con buen filo, que produzca corte limpio y fuerte, de tal forma que no quede malherida la rama, y siempre de forma inclinada de arriba hacia abajo para que baje la savia sin dificultad.

Pero la duda mayor viene al decidir qué rama cortar. Hay que elegir la rama, su altura, la forma, la situación de los brotes, su edad, su grosor? A mí me produce dolor realizar el corte y a veces parece que me lo doy yo en un brazo.

La elección de la rama no debe olvidar la eliminación de los brotes chupones existentes, que aunque se eleven con gran vigor y fortaleza no dan fruto y absorben la riqueza que le proporcionan las raíces.

Me mueve, sin embargo, a realizar la poda la esperanza del bien que hago al árbol y al fruto que dará tras el brote primaveral.

A veces miro la rama y me cuesta cortarla, sobre todo porque veo que quedan huecos vacíos al hacerla desaparecer. Reconozco que a llevar a cabo esta tarea me está enseñando mi mujer, que pinta (claro como todas), y como sabe mucho de los espacios, paisajes y horizontes, siempre me comenta: «No te de pena la rama, lo importante es el árbol».

¡Qué curioso! cuando estoy terminando estas anotaciones sobre mi afición me ha venido a la mente que también se puede hacer en menguante una buena poda en los partidos políticos.

miércoles, 9 de noviembre de 2011

LO QUE HEMOS APRENDIDO DE ESTA CRISIS

http://www.lne.es/opinion/2011/02/01/hemos-aprendido-crisis/1027392.html

Lo que hemos aprendido de esta crisis

La necesidad de no confundir valor con precio y de empezar a valorar lo que queremos adquirir

 07:54  
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Lo que hemos aprendido de esta crisis
Lo que hemos aprendido de esta crisis  
FERNANDO DE LA HOZ ELICES Dijo Antonio Machado que confundir valor con precio es de necios.

Pero ¿a quién importaba eso en época de abundancia? Adquirir era lo importante, comprar era lo acertado, pues lo que pagábamos la propia inercia del mercado lo absorbía con facilidad y superaba el precio pagado de inmediato.

Después, han venido las burbujas y obligados nos hemos visto a rectificar y a acordarnos de la diferencia entre valor y precio, fijando unos principios para el futuro (al menos el inmediato) de cómo hemos de diferenciar entre un concepto y otro.

Hemos sentido la necesidad, obligados por las circunstancias, de adecuar lo que tenemos y deseamos a nuestras propias posibilidades.

Hemos aprendido que los gurús, expertos de gran prestigio, articulistas, predictores y entendidos en la materia económica, si estuviesen seguros de cuanto pronostican, serían multimillonarios.

Que las modas y las opiniones generalizadas no se convierten en ciertas por el hecho de que circulen en los medios, pues siempre existen riesgos, especialmente cuando aparecen beneficios desproporcionados a corto plazo.

Que quienes aconsejan qué hacer con el dinero ajeno no suelen tener la responsabilidad en el deterioro o la pérdida de su valor.

Que nadie en el mundo de la economía regala nada.

Que cuando nos dejamos llevar por la tendencia ante un producto de moda, la avalancha de compras, produce que la gente compre sin preguntar, en contraposición a lo que debiera ser: enterarse de su valor y después comprar. Recuerdo cómo en uno de los acontecimientos más llamativos vividos, la época de las acciones de Terra, se llegó a comprar cada acción a 160 euros, de tal forma que capitalizando el total de sus acciones la cifra superaba la de grandes bancos españoles, mientras su balance presentaba pérdidas. Después vino el derrumbamiento y dejó el precio en su valor.

Que la historia siempre se repite y nos ha traído burbujas que han llevado a la ruina a numerosas economías fuertes. En nuestro país, la última conocida es la del mercado inmobiliario, que aún no ha finalizado.

Que no debemos dejarnos llevar por los beneficios ajenos que nos cuentan nuestros amigos. Es curioso que sólo se cuentan las operaciones que nos han producido beneficio y pocos cuentan las pérdidas.

Distinguir el valor del precio implica simplemente que no debemos pagar por una cosa todo lo que nos piden por ella por el hecho de quererla para nosotros. Es preciso analizar su valor, tras asegurarnos realmente de la necesidad de la misma.

En el futuro, hemos de añadir un nuevo factor en las decisiones de nuestra vida, y es saber valorar lo que queremos adquirir. El mejor medio para ello es calcular el valor intrínseco, es decir, considerarlo como una inversión productiva y no especulativa. Lo que compro lo valoro por el beneficio que me va a aportar por sí mismo el producto adquirido, no dando valor al especulativo, que puede obtenerse porque alguien me pueda pagar más por él.

Llegado a este punto, no nos queda otra alternativa en la sociedad civil que intervenir individualmente en el propio mercado. Si el mercado actual no nos permite distinguir entre el valor y el precio de una cosa, tendremos que inventar otro mercado en el que el valor se equipare a su precio, adecuando siempre el producto adquirido a nuestra necesidad real y, especialmente, a nuestras posibilidades. Hay productos que, pase lo que pase con su valor real en origen, el precio final continúa incrementándose ajeno a la circunstancia de su valor de origen, como, por ejemplo, el efecto de los carburantes. Ahí es donde la sociedad civil deberá influir con sus decisiones para que en el futuro no sea así.

viernes, 4 de noviembre de 2011

OTRA VOZ INDIGNADA QUE TAMBIEN DEBE ESCUCHARSE

http://www.lne.es/opinion/2011/11/04/voz-indignada-debe-escucharse/1151864.html

Otra voz indignada que también debe escucharse

Todos sabemos el daño que hacen las entidades mal gestionadas al mercado financiero

 
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Otra voz indignada que también debe escucharse
Otra voz indignada que también debe escucharse  
FERNANDO DE LA HOZ ELICES Bueno, pues sí, ya era hora de que alguien con peso específico y autoridad en la economía de la eurozona alzase la voz y manifestase lo que muchos pensábamos que había que advertir. ¡Basta ya de artificios de galería que lo único que hacen es crear más incertidumbre en los mercados financieros!

«Poner en duda, de forma generalizada, la sostenibilidad de la deuda pública o del sistema financiero europeo puede llevarnos a una espiral imparable de crisis soberanas y crisis bancarias», afirmó Botín en una conferencia sobre la banca en Madrid.

El proyecto de recapitalización de la banca, es injusto de por sí, pues prima a las entidades que han venido gestionando mal sus fondos y los de sus depositantes e inversores, haciendo una competencia desleal a quienes, con su seriedad y buen hacer, están sufriendo las consecuencias de un irracional apoyo desde los gobiernos a entidades en apuros, así como una exigencia de recapitalización indiscriminada de la banca europea, sin que previamente se resuelva de forma definitiva el problema de la deuda pública.

«Estas propuestas no tienen ningún sentido», dijo Botín, porque «crean inseguridad y confusión», «aumentan la incertidumbre en los mercados» y «producirán una contracción del crédito, pues muchas entidades optarán por reducir su balance».

Esta voz también viene de un indignado con peso representativo en el PIB europeo, voz que debiera ser escuchada y producir influencia en quienes determinan las actuaciones económicas que están provocando «el caos» en la eurozona desde sus puestos de gobernadores de bancos centrales y Banco Europeo, retrasando la poda necesaria en el sistema financiero.

Siempre, quienes hemos vivido la Banca de cerca (aunque yo desde un estadio mucho más humilde que Botín), sabemos el daño que hacen las entidades mal gestionados al mercado financiero. Por eso, no entiendo la postura de indiferencia del gobernador del Banco de España (cuya única misión en la actualidad ha quedado limitada al control del sistema financiero) sin intervenir en los desmadres que estamos observando diariamente de gestores y responsables de entidades de crédito, especialmente de algunas cajas de ahorros cuya intervención ejemplarizante a tiempo hubiera sido suficiente para evitar el efecto contagio por los abusos habidos.

Esta voz de un indignado que entiende debe alertar también a los depositantes e inversores para que analicen (como siempre se venía haciendo) dónde, cómo y en qué entidades de crédito deben invertir y depositar su dinero para no tener sobresaltos, pues es de esperar que en adelante, si los gobiernos quieren corregir el desmadre existente en el sistema financiero, deberán intervenir -y si es preciso hacer desaparecer- las entidades con deficiente gestión, en vez de apoyarles con dinero público, recayendo como es lógico el riesgo sobre el propio inversor y la responsabilidad sobre los gestores de las entidades afectadas.

Finalizo con el dicho que siempre estaba en uso hasta que el revoltijo de la crisis se lo llevó por delante: ¡Ojo, que nadie da duros a dieciocho reales!