Leticia y Emilio o Emilio y Leticia, han conseguido hoy reunirnos a todos a su alrededor para ser testigos de lo que en el transcurso de este acto religioso se van a comprometer.
En calidad de padrino de la boda, lejos de la connotación que de él expone en su novela Mario Puzo, os doy la bienvenida a todos, a la vez que ejerzo de telonero de lo que dentro de unos minutos será la actuación más importante de quienes hoy protagonizan este acto
Os agrademos vuestra presencia a todos los presentes, a la vez que reconocemos vuestro sacrificio para desplazaros y acompañarnos en este día tan importante para esta pareja , algunos de vosotros, incluso os habéis desplazado desde otros países y la gran mayoría desde otras localidades, habiendo sacrificado los asturianos incluso la soberanía de Asturias en beneficio de nuestra vieja Castilla donde celebrar este acontecimiento.
Esperamos que sintáis compensado vuestro esfuerzo con el disfrute de la ceremonia religiosa que ahora comienza, así como con la posterior celebración festiva del acontecimiento y disfrutéis todos de una velada alegre y placentera en nuestra compañía.
Hago general un agradecimiento para no olvidarme de nadie a todos cuantos han colaborado en este acontecimiento, con sus trabajos, dedicación, esfuerzo, ilusión y sobre todo con mucha paciencia, pero no puedo por menos que hacer una mención especial para estos pequeños protagonistas de la ceremonia que son los niños del cortejo nupcial y los monaguillos que con sus vestimentas, parecen ya cardenales.
También es obligado en este momento, recordar a quienes no estando presentes, sentimos el vacío que dejaron en nuestros corazones el día que se fueron, y que desde el cielo, seguro que están disfrutando de nuestra alegría de hoy.
Hoy día del Carmen, será un día inolvidable en el futuro para esta pareja protagonista, cuyos aislados recuerdos, imágenes y anécdotas ocuparán un espacio importante en el disco duro de su memoria y saldrán a flote desde los recovecos donde están archivados para disfrute de vuestro recuerdo en su vida matrimonial. Desde aquí, felicito a las Cármenes presentes, en el día de su santo deseándoles que pasen un día muy especial también con este motivo.
Emilio y Leticia.
El amor os ha hecho señas y le habéis seguido, ahora tenéis que recorrer el camino lleno de piedras y empinado, siendo conscientes de que el amor nada da, salvo a sí mismo y sólo de sí mismo toma.
Ahora os uniréis en matrimonio, pero no hagáis del amor atadura y dejad espacios en vuestra unión. Compartid vuestro pan pero no comáis de la misma rebanada. Llenad vuestros vasos respectivos, pero no bebáis del mismo vaso. Mantened vuestra propia personalidad y libertad individual, al igual que las teclas del órgano, que están solas pero suenan con la misma música. Y manteneros unidos, pero no demasiado juntos, al igual que los pilares que sostienen este templo, que se alzan separados, y de la misma forma que el roble y el ciprés no crecen en sus respectivas sombras.
Si Dios os da hijos, lo que ya estamos deseando los abuelos y especialmente las abuelas Pili y Conchita, tened presente que no vienen de vosotros, sino a través vuestro, y aunque con vosotros estarán, no os pertenecen. Podéis darles vuestro amor, pero no vuestras ideas, pues ellos tendrán las suyas propias. Podéis esforzaros en ser como ellos, pero no busquéis que sean como vosotros, pues la vida nunca va hacia atrás ni se detiene en el pasado.
Y siempre, cuando el otro guarde silencio, que vuestro corazón no deje de escuchar su corazón.
Igual que mis antepasados en el día que yo me casé, siguiendo la tradición de la tierra de campos, yo os bendigo en nombre de todos los que en la tierra os quieren, y os pido que, aunque ahora forméis una familia independiente, no abandonéis nunca los vínculos que os unen a las vuestras respectivas, pues no hay mayor felicidad que el disfrute común familiar donde los lazos no se han deshecho. Ahora dejo que el sacerdote seguidamente lo haga también en nombre de Dios. EMILIO Y LETICIA QUE SEAIS MUY FELICES.
Espinosa de Villagonzalo 16-7-2011