martes, 21 de junio de 2011

QUWE NO CALLE EL CANTOR

http://www.lne.es/opinion/2011/06/21/calle-cantor/1092338.html

La empresa moderna ha de dedicar mayor esfuerzo a buscar el éxito que a evitar el fracaso

 
Que no calle el cantor
Que no calle el cantor  
FERNANDO DE LA HOZ ELICES La empresa quizá sea el organismo social que más transformaciones ha experimentado, y debe seguir esforzándose en prepararse para las que se avecinan. «Renovarse o morir» es el axioma que refleja su más fiel expresión. Alvin Toffler en una de sus citas manifiesta que «los analfabetos del siglo XXI no serán aquellos que no sepan leer ni escribir, sino aquellos que no sepan aprender, desaprender y reaprender». La actividad empresarial tiene unas perspectivas cada vez más amplias en el espacio, viendo cómo las fronteras se borran en el mapa económico y los muros políticos se derrumban de la noche a la mañana. El futuro es imprevisible habiéndose superado la cultura de la confrontación con toda su carga reivindicativa para dar paso a una actitud negociadora y dialogante.

La ganancia por la ganancia está cediendo su prioridad ante la justificación de los beneficios como fin necesario e incentivo motivador. Los escándalos vividos en la última etapa en el mundo económico provocan que se examinen con recelo los negocios rápidos y sorprendentes, a la vez que se está implantado como principio la obligación de la empresa de cumplir una finalidad social. De ahí que pueda decirse que «la empresa es a la sociedad lo que el cantor a la vida».

Los nuevos valores que han de incorporarse a la cultura empresarial han de admitirse bajo la premisa de que la sociedad del futuro no va a regalar nada, y partiendo de la base de que la propiedad privada se justifica en tanto en cuanto cumpla una función social.

El mayor reto estará en reconocer que la empresa no es solamente creadora de riqueza, sino también distribuidora de la riqueza creada, lo que deberá traducirse necesariamente en la aplicación de salarios justos, que serán tanto más justos no cuanto más altos sean, sino cuanto más se relacionen con el esfuerzo y la aportación de los trabajadores a la producción.

La nueva cultura empresarial debe tener muy presente la eficacia, que impedirá que en las empresas haya lugar para el despilfarro, la indolencia y la holgazanería. La participación abrirá las puertas a una implicación real de todos los que se ven afectados por las decisiones que se toman en la empresa y se incluirá como principio de relación el respeto a la persona humana, que implicará que la actuación de la empresa no será tanto el mercado propio, sino la sociedad, dando paso a una transformación del concepto de economía capitalista a economía humanizada.

Finalmente, la empresa no se concebirá en el futuro sin que tenga la visión como parte social de crear empleo, cuya contribución será el termómetro de su tarea principal junto con la conducta ética de todos sus componentes. Tendrá la obligación de multiplicar sus esfuerzos imaginativos, organizacionales y económicos para diversificar su actividad, crear empresas auxiliares, dedicar parte importante de sus recursos a nuevas actividades y, en definitiva, poner todos sus medios para contribuir a la imperiosa exigencia social de fomento del empleo.

Los gobiernos nacionales, regionales y locales deben, a su vez, establecer una membrana y condicionar un soporte que facilite esta tarea a las empresas, con firme apoyo al desarrollo de las mismas, generando confianza en el sistema político y económico, y especialmente en este momento de dificultades financieras, poner a disposición de las mismas circuitos de financiación directos e indirectos mediante acuerdos con las entidades financieras establecidas en sus territorios. A su vez, fomentarán el contacto entre empresas, aportando una concienciación de solidaridad y apoyo entre ellas, conexionando colaboraciones y facilitando el desarrollo del «benchmarking».

Finalizo evocando en las últimas líneas a Sigmund Warburg, cuando en circunstancias adversas, en el año 1952, consiguió que su organización redoblase su eficiencia al advertir a sus colaboradores que «si uno se dedica con todas sus fuerzas a algo, entonces todo acabará por resolverse bien». A la vez que les instó a que dedicasen «mayor esfuerzo a buscar el éxito que a evitar el fracaso».

martes, 7 de junio de 2011

MORIYON Y EL NUEVO MODELO DE HACER POLITICA

http://www.lne.es/opinion/2011/06/07/moriyon-nuevo-modelo-politica/1085602.html

La líder local de Foro Asturias y la defensa del orgullo de ser y vivir en Gijón

 
Moriyón y el nuevo modelo de hacer política
Moriyón y el nuevo modelo de hacer política  
FERNANDO DE LA HOZ ELICES Quizás alguien me pueda juzgar de utópico, pero la utopía es el sueño de los inconformistas. Quienes no tenemos canas, pero no por ser jóvenes sino porque tampoco tenemos ya casi pelo, tenemos en el recuerdo rebeliones culturales movidas por esa calentura que entra en el cuerpo y en la voluntad cuando se piensa con el corazón.

«Gracias por mantener viva una esperanza que llevamos cultivando desde hace mucho tiempo», dijo hace unos días Eduardo Punset a los que en Oviedo se abanderaban como «indignados». El Punset, a quien conozco desde mi juventud, pues fue jefe mío, ha venido a recordarme lo necesario que es la disconformidad en todas las etapas y estados de la vida pues, bien enfocada, estimula la esperanza.

Superados ya los recuentos de votos, y a la espera de un lógico encuentro de voluntades entre los partidos políticos que podrían proclamarte alcaldesa, por deseo de la ciudadanía gijonesa, vienes, Carmen Moriyón, a dar serenidad a este pueblo para restablecer el orgullo de ser y vivir en Gijón.

Carmen, que no has vivido con anterioridad los juegos de la política, irrumpes en este momento tan inquietante de la sociedad, y llegas para implantar la tranquilidad con tu aplomo. Es impresionante haberte visto en este escaso tiempo de elecciones sin nervios, escuchando y anotando todo cuanto te exponían tus posibles electores.

Tu humildad, futura alcaldesa, es tu mejor tarjeta de presentación. Contigo vendrá el ejemplo de obrar con modestia y sin prepotencia en la Casa Consistorial. Quizá ¡quién sabe! puede que hasta te veamos montar en el autobús algún día para acudir al trabajo.

Es muy difícil superar en trabajo a la alcaldesa saliente, Paz Fernández Felgueroso, incansable trabajadora, cosa que en justicia debe ser proclamado, ya que de bien nacidos es ser agradecidos. Tú, Carmen, también lo eres y la vas a superar «trabajando a tres turnos». Sin tiempo para ti misma, eres capaz de tener un ritmo y horario de trabajo vertiginoso, y si te dejaran, hasta querrías continuar viendo a tus enfermas de cáncer paralelamente a tus quehaceres de regidora.

Como no vas a cambiar tu austera forma de vivir, implantarás por el método de la ejemplarización, dentro de la Corporación y de sus empresas propias y participadas, la adecuación del gasto a la situación económica actual, con eliminación de privilegios y prebendas existentes en los gestores de élite y mandos.

De otras innumerables buenas cualidades que de ti se podrían mencionar, quiero destacar la que posiblemente te lleve a realizar la mejor gestión que los gijoneses esperamos de ti: llegas con la intención de hacer un equipo único de trabajo con todos los partidos políticos representados en la Corporación y con los no representados; con todos los estamentos sociales y económicos; con las grandes empresas, con las pequeñas, con las medianas y con los autónomos; con los que trabajan y con quienes no tienen trabajo; con los niños, con los jóvenes que estudian, que trabajan y que buscan trabajo; con los mayores, con los necesitados y con quienes ayudan a los necesitados; en definitiva, con todos los gijoneses, sus familias y sus visitantes, porque implantarás la nueva forma de gestión de trabajo consensuado y con diálogo en el que, como dice Cascos, «todos estarán en su sitio y cada uno en su puesto».

A los gijoneses nos has abierto las puertas de la esperanza con tu nuevo estilo y forma de ser. Además, como no tienes vicios adquiridos ni impedimentos que te aten, lo vas a conseguir y, por lo tanto, sólo hay que esperar un poco de tiempo para ver cómo se restablece el orgullo de ser y vivir en Gijón y que todo el mundo pueda venir a disfrutar de él porque será referencia del buen hacer en todos los aspectos.

En definitiva, Carmen, te veo como una persona normal para gestionar a personas normales que quieren ver cómo no se derrocha el dinero público, cómo se atiende a los más necesitados en estos difíciles momentos de crisis, cómo se crea empleo, cómo nuestros hijos no tienen que emigrar, cómo es posible convivir sin acritud, cómo se respeta la dignidad de las personas... cómo, en definitiva, todos «volvemos a empezar».