Mañana es el sueño de hoy
Conchita Calvo y su evocación del adiós de los hijos de esta tierra
De una exposición colectiva de pintura de caligramas en el Centro Municipal Integrado El Llano incorporo la idea que una artista, Conchita Calvo-Conca, expone en su obra «La lloca». Despide con versos de Khalil Gibran a los hijos de esta tierra, que, embarcados en un pequeño buque, abren la esperanza de un futuro mejor a su regreso, evocando parte del discurso inaugural de la Presidencia de John Fitzgerald Kennedy.
Puede ser casualidad, o también causalidad, la idea de esta artista al reflejar en su pintura la añoranza de todos esos jóvenes que, tras embarcar en busca de un bienestar del mañana que el hoy les niega, se quedan atónitos ante el adiós que de sus entrañas refleja la mano de su madre que los despide.
Las frases de Khalil, que emanan del cuerpo de «La lloca», son desoladoras, aunque dejan entrever en las olas la esperanza de ver el regreso esperado de su ser querido: «Tu barco ha venido y por fuerza tienes que marcharte», o «El amor sólo conoce su hondura cuando llega la hora de la separación», «Grande es tu añoranza por la tierra de tus recuerdos», «Nuestro amor no te ata, ni nuestra necesidad te retiene», «Tu sabiduría es vana si no tienes trabajo», «Dejas aquí la morada de tus mejores recuerdos», «El presente abraza el pasado con la memoria y el futuro con vivo deseo».
Los hijos embarcados muestran en su adiós el deseo del regreso victorioso: «No creo que ninguno de nosotros se cambiara por ningún otro pueblo ni por ninguna otra generación. La energía, la fe, la devoción que pongamos en esta empresa iluminará a nuestra patria y a todos los que la sirven, y el resplandor de esta llama podrá en verdad iluminar el mundo».
Conca, en esta pintura, refleja a modo de premonición la esperanza de los asturianos tras el reciente resultado electoral, quienes sueñan con ver pronto el regreso de sus hijos emigrados; sin olvidar, para evitar que la historia se repita, el dolor de la despedida que ha causado tanto sufrimiento a las entrañas de la tierra que los vio nacer.