jueves, 24 de marzo de 2011

CONFECCIONAR UNA LISTA

http://www.lne.es/opinion/2011/03/24/confeccionar-lista/1050334.html

Confeccionar una lista

Argumentos que han de mover una candidatura electoral

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FERNANDO DE LA HOZ ELICES Ahora que los partidos políticos están enfrascados en la confección de sus listas electorales autonómicas, quizá sea un buen momento para tener en cuenta algunas reflexiones a la hora de esta elección, pensando en lo que los ciudadanos esperan de quienes se van a dedicar en el futuro inmediato a dirigir sus destinos.

Aunque pueden parecer utópicas algunas de las características que expongo, estoy seguro de que, de tenerse en cuenta, pueden corregir la actual situación de hastío y rechazo que los ciudadanos mantienen de sus gobernantes actuales, devolviendo la confianza e ilusión a los votantes para superar esta difícil situación que la sociedad padece en su integridad, motivada por la falta de ética y moral en sus últimas legislaturas.

Así, todo candidato, debiera:

Concebir su dedicación a la política como una vocación de servicio, con conciencia de su papel en la sociedad. Trabajar por el bien común de su ámbito territorial y no sólo por su propio interés ni el de su partido político. Mantener coherencia entre sus principios y su vida; entre sus discursos y sus acciones.

Como persona, reflejar credibilidad, no teniendo como fin el lucro y el enriquecimiento personal. Valorar a las personas y respetarlas con independencia de la posición ideológica, status social y económico que tengan. Comprometerse con un cambio social y económico en tiempos de crisis, no cediendo sólo a la urgencia de lo inmediato y sabiendo que, en las prioridades de sus elecciones, tiene un puesto relevante la profundidad de su ética y moral.

Unir eficacia y renovación, acción y reflexión, lo que ya tiene aprendido y la formación permanente. Combinar los objetivos a corto, medio y largo plazo, con innovación emprendedora. Saber escuchar y delegar, asumir decisiones y rodearse de buenos colaboradores implicándoles en el bien común, creando un clima humano a su alrededor. Mantener la honestidad no cediendo ante las tentaciones de corrupción económica.

No tener miedo a «la verdad». Apreciar y tener presente siempre las obras sociales, destinando mayor esfuerzo a los más desprotegidos. No relegar a la familia al olvido o a un segundo plano, sabiendo compaginar su tarea con sus obligaciones familiares. Saber cultivarse personalmente en todas las dimensiones de la persona.

Y por último, cuidar y respetar el medio ambiente. Establecer una prioridad en sus actuaciones y exigencias, destinando un lugar preferente a la creación de empleo. Y asumir que su tarea es «de paso», sin aferrarse a la continuidad de su mandato.

martes, 15 de marzo de 2011

la sociedad civil debe evitar que recojamos tempestades

http://www.lne.es/opinion/2011/03/15/sociedad-civil-debe-evitar-recojamos-tempestades/1046192.html

La sociedad civil debe evitar que recojamos tempestades

El ciudadano tiene que reclamar a los políticos que trabajen al unísono por el bien común de Asturias

 07:47  
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La sociedad civil debe evitar que recojamos tempestades
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FERNANDO DE LA HOZ ELICES Desde hace unos años venimos aferrándonos a la negativa de llegar a la raíz de los problemas que acucian a esta sociedad global. Y cuando los tratamos, porque nos obligan, lo hacemos con superficialidad, con miras cortoplacistas y con enfoque interesado del grupo al que pertenecemos.

Quizá sea por ello por lo que el deterioro de la convivencia en nuestra sociedad se está extendiendo, cual fuego al que se le arroja gasolina, y, sin embargo, permanecemos expectantes a que cambie el viento y con ello el fuego amaine. ¿Nadie con racionalidad en esta etapa de la historia va a ser capaz de hacernos ver que quien siembra vientos recoge tempestades? ¿No va a resurgir ningún Unamuno en la actualidad que lamente públicamente la actual situación española, la cual es consecuencia de que en el Parlamento (catedral de la mentira) todo se centra en el engaño?

Nuestros gobernantes y grupos de poder de hoy no se ponen de acuerdo para llevar a cabo las verdaderas reformas estructurales y sociales necesarias, que, por otra parte, rechazan (salvo las que nos imponen desde fuera de nuestro territorio), debido a sus miopes intereses y beneficios partidistas y personalistas, utilizando el látigo de la crispación en el Parlamento cuando sus opositores les llevan la contraria, porque como dijo Rabindranath Tagore: «Quien usa el látigo es porque no sabe utilizar las riendas», ofreciendo únicamente a la sociedad a la que manejan la esperanza de que la presión de la realidad acabará imponiéndose.

De lo contrario, en caso de que esta realidad no se imponga y teniendo en cuenta que las mismas causas producen idénticos efectos, estoy seguro de que, aún no sabiendo cuándo ni cómo, se producirán nuevos dramas similares a los sufridos en otras épocas en nuestra propia historia. La realidad puede llegar a desencadenar actos violentos y provocar tragedias cuyas causas todos queremos ver desaparecer, dado que los trabajadores están viendo perder sus empleos, los pequeños empresarios y autónomos ven cómo su patrimonio se evapora y los jóvenes están viendo cómo su «paraíso ilusorio» se hace inalcanzable.

En paralelo, la sociedad civil en general constata la irresponsabilidad de unos cuantos que, amparados en el poder que les han conferido las circunstancias, no renuncian a su estado de bienestar gobernando ajenos a la realidad que acontece. Existe hartazgo generalizado en la sociedad civil contra los políticos actuales, pero no es suficiente para dar solución a la insoportable situación. En sus manos también está hacer reaccionar a los gobernantes y no permitir que el desencanto les lleve a la inanición, pues, en definitiva, quizá eso es lo que busca una parte del segmento de poder político para seguir en su línea marcada y continuar así disfrutando de un estado de bienestar «vip» a costa del deterioro del resto de la ciudadanía.

No hay más que hacer un pequeño repaso a algunos de los datos macroeconómico de nuestra comunidad autónoma para darnos cuenta de que su deterioro es preocupante:

Número de parados: 79.600. Número de ocupados: 398.000. Tasa de actividad: 51,38% (fuente INE, datos al 31-12-2010). El número de parados a 28-02-2011 ha alcanzado las 88.072 personas.

El PIB esperado en 2011 augura un incremento del 0,7%, colocándose en el puesto número 10 de las comunidades españolas, cuyo crecimiento medio esperado es de 0,85%. (Alemania incrementará el 2,5%). La evolución esperada en Asturias del PIB para 2012 es de crecimiento del 1,5%, pasando al puesto número 15 de las comunidades españolas, que crecerán una media del 1,9%.

De las principales ratios presupuestarias del sector público autonómico, deducimos que nuestra comunidad presenta el mayor esfuerzo inversor de todas las comunidades autonómicas, con un 21,6%. La carga financiera del 6,5% es superior a la media de las CC AA, que presenta un 6%. (Estos datos han sido obtenidos de BBVA Research, febrero 2011).

Ante estos datos, la sociedad civil tiene la obligación de hacerse oír y participar en asociaciones, grupos de presión, fundaciones y otras entidades, para hacer valer sus inquietudes y dar la espalda, si fuera preciso, a quienes gobiernan en contra de sus intereses.

Dentro de poco tiempo habrá unas elecciones autonómicas. No debe la sociedad civil en una situación como ésta dejarse llevar por una ideología, sentimentalismo o rutina; en definitiva, es hora de decidir a quién se elige para que decida su destino. Lo ideal es que toda la ciudadanía con derecho a voto participe en las próximas elecciones autonómicas. También lo ideal sería que quien decida presentarse a elección para gobernar nuestra comunidad autónoma lo haga con el solo deseo de restablecer un orden en la convivencia social, trabajar para la ciudadanía con independencia de su ideología y aportar la profesionalidad ajena a la política para solucionar la deteriorada situación de Asturias.

A los partidos y agrupaciones políticas que compitan en Asturias para obtener su cuota de votos quizá haya que advertirles de que cuando saquen a relucir sus armas electorales no piensen que se trata de ganar una guerra, cuando pueden perder con ello muchas más paces. Tras los resultados, deben unir sus fuerzas y aportar lo mejor de cada uno, incluyendo en sus órganos decisorios un porcentaje elevado de miembros responsables de la sociedad civil. Es la única solución para que la tempestad no descargue en Asturias.